La celebración estuvo presidida por nuestro capellán, Padre Ángel Pascual, quien les motivó a acercarse cada domingo a vivenciar el memorial de la muerte y resurrección de Jesucristo, que en cada eucaristía se renueva.

Con sus rostros llenos de alegría, los niños y niñas se acercaron uno a uno hasta el altar para recibir a Jesús presente en la hostia consagrada. Acompañados por sus padres y las catequistas del colegio, los niños y niñas agradecieron al Señor de la Vida la alegría esta celebración.

Culminó así una etapa más de preparación catequética de nuestra pastoral colegial, en la que se invita a los padres y a los niños catequizados a hacer de la Eucaristía el centro de sus vidas y con la que se envía especialmente a los padres a compartir la misión marista de “dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar”.